El otro día hablaba con unas amigas de un tema que comienza a ser recurrente en nuestras conversaciones precisamente ahora que llega "la caló".
El debate en cuestión era simple: ¿Existe o no existe ese espécimen denominado "follamigo"?.
Al respecto, existían diversas opiniones: una era la mía que, como siempre, optimista y llena de ilusión (jajajaja), afirmaba que éste sí existía y se daba con frecuencia en la actualidad. Otra era la opinión de Bea, que afirmaba que el follamigo era un ente imaginario, que no podía existir ( y así tan tajante me desmorona todas mis convicciones, ¡qué tía!). Ella argumentaba que un "follamigo" nunca era considerado como tal porque siempre había algo más detrás. De esta forma, una persona podía comenzar una relación (llamémosla "follamiguil") con otra, dejando desde un principio las reglas claras, y sin pretender nada más aparte del sexo cuando se apeteciera y la relación de amistad. Sin embargo, si la relación "follamiguil" se mantenía en el tiempo, uno de los dos participantes terminaba "colgándose" del otro (que se diera en ambos casos también podría ser posible, solo que de esta forma la relación "follamiguil" pasaría a ser otra cosa: llámese pareja estable, noviazgo...).
En fin, no hay más que decir, el "follamigo" es esa ilusión que vive y siempre vivirá en muchos de nosotros (a ver si algún día se hace realidad, jajaja).
Y con esto, la nena se va a dormir porque mañana le espera un día agotador...
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